Desde la Fundación Zaballos para la Defensa de los Derechos Constitucionales y la Fundación de Neurociencias, hemos firmado un Decálogo de Recomendaciones que establece principios clave para el desarrollo ético, seguro y regulado de las neurotecnologías, con el objetivo común de proteger los neuroderechos en un contexto de creciente avance tecnológico.
¿Por qué un decálogo?
El avance acelerado de las tecnologías que interactúan directamente con el cerebro –como interfaces cerebro-computadora, dispositivos de estimulación neural o algoritmos que procesan neurodatos– plantea desafíos sin precedentes para la protección de derechos fundamentales. El cerebro humano y la mente no solo son el núcleo de nuestra identidad, sino también de nuestra libertad, autonomía y privacidad.
Frente a estas innovaciones, resulta imprescindible establecer límites éticos y jurídicos claros que garanticen que su desarrollo y aplicación se produzcan respetando la dignidad humana y los valores democráticos.
Objetivos del decálogo
Este decálogo tiene como propósito:
- Establecer recomendaciones concretas para actores públicos y privados involucrados en el diseño, regulación, uso y comunicación de neurotecnologías.
- Proteger y promover los neuroderechos, un conjunto emergente de derechos fundamentales relacionados con la libertad cognitiva, la privacidad mental, la identidad personal y la integridad cerebral.
- Favorecer un desarrollo tecnológico responsable, seguro y justo, que beneficie al conjunto de la sociedad y evite riesgos de manipulación, discriminación o vulneración de derechos.
Principios clave recogidos en el decálogo
Entre las 10 recomendaciones incluidas en el documento, destacamos:
- Reconocimiento de los neurodatos como datos sensibles, con una protección legal reforzada.
- Exigencia de un consentimiento explícito, informado y revocable para la recolección o tratamiento de estos datos.
- Defensa de la soberanía cognitiva, garantizando que ninguna tecnología interfiera en nuestros procesos mentales sin consentimiento.
- Necesidad de que las neurotecnologías sean seguras, fiables y supervisadas a largo plazo.
- Prohibición de usos maliciosos, como la vigilancia no consentida o la manipulación cognitiva.
- Protección especial para personas vulnerables: menores, personas con discapacidad, personas mayores, entre otras.
- Creación de organismos independientes de supervisión y evaluación continua.
- Promoción de una comunicación responsable y no sensacionalista en torno a estas tecnologías.
- Inclusión de formación en neurotecnologías y neuroética en programas educativos y profesionales.
- Garantía de un desarrollo ético y regulado de la inteligencia artificial aplicada a neurodatos.
Un compromiso con el futuro
Con esta iniciativa, ambas fundaciones reafirman su compromiso con la defensa de los derechos humanos en el siglo XXI. Sabemos que el desarrollo tecnológico no puede ni debe ir desligado de los principios éticos, legales y democráticos que sustentan nuestra sociedad.
Invitamos a instituciones, legisladores, profesionales del ámbito científico y tecnológico, así como a la ciudadanía en general, a conocer este decálogo y sumarse al debate sobre el futuro de las neurotecnologías y la necesidad de proteger los derechos mentales de las personas.