Las alteraciones de conducta en una persona con demencia se pueden producir por múltiples causas. Generalmente pueden estar relacionadas con la tarea, con los estímulos o con la comunicación.
En cuanto a las relacionadas con la tarea, además de en el baño (ver entrada de blog sobre este tema), podemos encontrar que les cuesta vestirse, produciéndose un momento de estrés que deberemos evitar facilitando esta actividad.
El momento de la comida puede ser también difícil, ya que el manejo de los cubiertos puede llegar a ser todo un reto para ellos/as. La forma de evitar que se alteren será presentando la comida de forma que no tengan que utilizar cuchillos y guiándole con delicadeza.
Otro factor que genera alteración es nuestra pretensión de que realicen más de una actividad a la vez. Las acciones deberán hacerse de una en una y sin prisa.
En referencia al entorno, los espejos pueden provocar que no reconozcan a la persona que ven en el mismo y piensen que es alguien que interactúa con ellos/as, lo que los puede llevar a reacciones indeseadas.
También les estresan los espacios con demasiados objetos, desordenados, con muchos estímulos (ruidos, luces, colores fuertes, etc.), por lo que procuraremos que los entornos sean suaves, de forma que no provoquen alteración.
Si hay muchas personas, ocurre lo mismo, se ponen nerviosos/as, así como en sitios desconocidos o si no se hacen rutinas estructuradas.
Otros momentos complicados se pueden producir por la comunicación. Si quieren decirnos algo y no pueden o, al contrario, cuando les hablamos y no consiguen entendernos.
No podemos obviar que hay alteraciones que pueden ser fruto de algún dolor o molestia que puedan sentir, o de una infección (es frecuente que las infecciones de orina generen estados de alteración).
Cada episodio de alteración tendrá que ser analizado, si queremos evitar que se repitan, observaremos cuándo se producen, cómo, dónde y con quién. También la frecuencia, si son momentos aislados o se repiten.
Como pautas generales, podemos decir que no se debe trasmitir prisa ni nerviosismo, hay que tener un tono de voz calmado, tomar consciencia de nuestro lenguaje no verbal y adecuarlo, mantener las mismas rutinas, llamar a la persona por su nombre, no aparecer nunca de repente, comunicarle lo que vamos a hacer, mantener contacto visual, hablar despacio con frases cortas y vocabulario adecuado, tener en cuenta nuestra expresión facial, no utilizar la ironía, hacer preguntas que se responda con un sí o no, no dar a elegir más de cosas a la vez, repetir las veces que haga falta, refuerzo positivo y no hablar delante de esta persona como si no estuviera.
Incluso teniendo en cuenta todos estos factores, habrá ocasiones en las que no descubriremos el origen de esa alteración, ya que podrá ser por alucinaciones o delirios, pero lo más importante es mantener la calma y entender que no lo hacen porque quieren, sino porque es su forma de decirnos que lo están pasando mal.
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