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La alimentación en las personas con demencia

La forma en la que nos alimentamos influye, sin duda, en nuestra salud. En cualquier etapa de la vida es importante, pero cuando una persona tiene demencia no puede hacerse cargo de su propia alimentación. Por ello es fundamental que quien cuida de esta persona sea consciente de los hábitos que son recomendables y también de los riesgos existentes.  

A medida que progresa la enfermedad, entre otras capacidades, también se pierde el reflejo de toser, lo que supone un grave riesgo en caso de atragantamiento. Es más que aconsejable que el/la cuidador/a principal sepa cómo abordar esta situación, cómo realizar la maniobra de Heimlich, que podría salvarle la vida. La técnica es muy sencilla, consiste en dar cinco palmadas con el talón de la mano entre las escápulas. Si no funciona, pasamos a introducir el dedo pulgar en nuestra mano y hacer puño. Abrazamos a la persona por detrás, colocamos el puño, tal y como hemos descrito, encima en la boca del estómago, situando la otra mano encima y presionamos hacia adentro y hacia arriba hasta provocar la tos. 

Es habitual que comiencen teniendo problemas con ciertos alimentos, como algunas carnes, con las que hacen lo que llamamos “bola”, es decir, mastican pero no son capaces de tragar. En ese momento tendremos que cambiar la forma en la que les proporcionamos esos alimentos. Por ejemplo, en lugar de un filete de ternera, es preferible carne picada, con textura blanda. Tampoco son aconsejables alimentos filamentosos (espárragos), frutos secos o cualquier alimento de grano pequeño que pueda provocar atragantamiento.  

En fases más avanzadas aparece la disfagia de forma más evidente. Consiste en la dificultad para la deglución, lo que provoca que el alimento no vaya al aparato digestivo, sino al respiratorio. Llegado este momento, se recomiendan los texturizados. En la actualidad existen muchas formas de preparar los alimentos, incluso con formas que recuerdan al alimento original.  

Los casos de disfagia más severa requieren del uso de espesantes con los líquidos, pudiendo ser usados los de sabor neutro o de distintos sabores.  

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