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La importancia de la toma anticipada de decisiones

La gran mayoría de las personas tenemos claro cómo queremos vivir las últimas etapas de nuestra vida, dónde y con quién. Pero muchas veces cometemos el error de no haberlo dejado escrito. Es muy habitual que, en el caso de personas con demencia que ya no pueden decidir por sí mismas, haya discrepancias entre los miembros de la familia. El documento de voluntades anticipadas es un documento muy fácil de hacer, que tiene validez legal y puede ahorrar muchos dilemas éticos a nuestro entorno más cercano, pero no se hace tanto como se pudiera pensar. También llamado testamento vital, consiste en un documento que recoge nuestros deseos en caso de ser incapaces de tomar una decisión, sobre todo en cuestión de temas de salud y que tiene validez legal. Es aconsejable hacerlo para asegurarnos de que se respeten nuestros deseos (siempre que estén dentro de la legalidad vigente) pero, en cualquier caso, no está de más que nuestro entorno sepa lo que nos gustaría en caso de que no podamos decidir.  

Es frecuente la discusión entre varios miembros de una familia por la toma de alguna decisión relacionada con el cuidado de una persona con demencia. Desde el ingreso en un centro, hasta el tipo de cuidados que recibe o cualquier decisión relacionada con tratamientos médicos.   

El hecho de tener a un cónyuge, padre o madre con demencia es, de por sí, un camino difícil y doloroso y puede ser aún peor cuando no se han dejado claras las decisiones que uno quiere que se tomen si no está en plenas facultades. Cuando la persona todavía mantiene su capacidad cognitiva, es importante poder hablar y conocer qué le gustaría que se hiciera si en algún momento no puede decidir por sí misma. Son ese tipo de conversaciones incómodas, que a veces evitamos por creer, de manera errónea, que no sirven para nada. Desde que llegamos a este mundo tenemos claro que nuestra vida es temporal, por lo que es mucho más fácil afrontar la etapa final sabiendo cómo actuar que no evitando una conversación, que no tiene nada de negativa, sino todo lo contrario. De la misma manera que hablamos de lo que nos gusta o no, tendríamos que dejar claro cómo queremos que sea nuestra vida si no pudiéramos decidir. Es una manera de descargar a nuestros seres queridos de un dilema ético que resulta muy doloroso, por no hablar de que sin conocer esta información, no se podrá realizar la atención centrada en la persona, modelo hacia el que debemos de dirigirnos y tener en cuenta siempre qué le habría gustado a esa persona, cómo, dónde y con quién.  

Fundación de Neurociencias

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