En un contexto mundial donde el envejecimiento poblacional y los desafíos de salud mental aumentan a pasos agigantados, la Estrategia Mundial para la Salud 2025–2028 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) aporta una hoja de ruta crucial para transformar los sistemas sanitarios. Esta estrategia prioriza la equidad, la resiliencia y la transformación digital como pilares fundamentales para garantizar el derecho a la salud en todas las etapas de la vida, con especial atención a las personas mayores y a los colectivos más vulnerables.
Uno de los ejes clave de esta estrategia es la integración de los servicios de salud mental y cerebral en la atención primaria, asegurando el acceso universal a intervenciones psicosociales y farmacológicas, y promoviendo la reducción del estigma, la prevención del suicidio y la protección de los derechos humanos. Este enfoque se alinea perfectamente con los objetivos del proyecto DigiMental, que busca mejorar la atención sociosanitaria de personas mayores con trastornos mentales en riesgo de exclusión social.
La OMS también subraya la importancia de un modelo de atención centrado en la persona, con servicios integrados y comunitarios. Este tipo de atención resulta esencial para que las personas mayores puedan envejecer en sus entornos habituales, evitando institucionalizaciones innecesarias y fortaleciendo los vínculos sociales.
Pero ¿Cómo se logra esto en la práctica? Una de las respuestas clave está en la transformación digital. Según la estrategia, los países deben:
- Implementar infraestructuras digitales públicas sólidas.
- Garantizar la interoperabilidad y seguridad de los datos.
- Promover tecnologías digitales que refuercen la toma de decisiones clínicas, la continuidad asistencial y la participación ciudadana.
- Fomentar soluciones adaptadas a poblaciones envejecidas y con discapacidades, con enfoque en la equidad y la accesibilidad universal.
La estrategia también reconoce que la pandemia de COVID-19 dejó al descubierto enormes carencias en la atención a la salud mental, con interrupciones masivas en los servicios esenciales. Desde entonces, la salud mental ha pasado a ocupar un lugar prioritario en la agenda global, y la OMS llama a los gobiernos a implementar planes nacionales que integren la atención psicológica como un servicio esencial, no complementario.
Finalmente, se destaca el papel de las tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, la telemedicina y los sistemas de monitorización remota para facilitar el acceso a servicios de salud mental, incluso en zonas rurales o para personas con movilidad reducida. Estas herramientas, bien diseñadas y reguladas, pueden representar un cambio de paradigma en la atención a personas mayores.
Conclusión: La estrategia de la OMS confirma que no basta con digitalizar la salud: es necesario hacerlo con ética, equidad y enfoque humano. Para DigiMental, esto implica seguir promoviendo buenas prácticas, sensibilización social y formación profesional que favorezcan el uso adecuado de las herramientas digitales, siempre al servicio de una vejez más digna y conectada.
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Proyecto Digimental